martes, 29 de enero de 2013

Eutanasia - Yuyito

Ayer al rededor de las 9:30 de la mañana vi a Yuyo bien por última vez. Estaba en el patio ladrando y haciendo escándalo. Más tarde, casi a las diez de la mañana vi que traía tierra en la punta de la lengua (la cual casi siempre traía de fuera porque su hocico era muy pequeño), y pensé que quizá Coco y Cami lo habían revolcado o algo así. Cuando lo cargué, vi que no solo traía tierra en la lengua sino en todo el hocico y en los ojos. Apenas le iba a decir a mi madre y fue cuando Yuyito empezó a convulsionar. Y no se detuvo, cada vez se puso peor. A veces cuando se despertaba perdía el equilibrio, pero nunca había convulsionado y menos de forma tan violenta, así que, nosotros pensamos que quizá perdió el equilibrio y se cayó o que tal vez lo empujaron las otras perras y se pegó en la cabeza.

Lo llevamos con el veterinario y le puso antiespasmódico y relajante. Dijo que no podía recetarle medicamento porque no sabía cómo iba a reaccionar y que debía hacerle estudios para determinar el origen de las convulsiones. 

Lo llevamos a casa pero siguió igual, y comenzó a darle fiebre así que volvimos a ir con el veterinario. Él lo sedó, le puso algo para bajar la fiebre y nos dijo que lo pusiéramos al menos media hora en agua fresca. 

Mi tía vino en la noche y trajo a mi prima (también veterinaria) para que lo viera, y ella le puso un desinflamatorio, antibiótico y creo que vitaminas. Aparentemente el desinflamatorio hizo que las convulsiones fueran más espaciadas pero en la madrugada volvieron y Yuyin se veía cada vez más cansado.  




Alrededor de medio día hablé con A.L. y me dijo que por el bien de Yuyito era mejor dormirlo, que cada convulsión lo dejaba adolorido y... dijo muchas cosas que ahora no recuerdo. Mi madre no quería así que le conseguimos medicina homeopática para calmar las convulsiones pero no le funcionó. Y fue entonces cuando decidimos llevarlo con el veterinario nuevamente. Estaba otra chica y ella nos dijo que se le podían hacer estudios pero que era muy poco probable que sobreviviera (las convulsiones le daban ya cada tres minutos) y que, en ese caso sugería la eutanasia. 

Siempre pensé que no sería capaz de tomar la decisión de acabar con la vida de uno de mis perros, y por ahí leí que era mejor dejarlos morir de manera natural, pero Yuyin en realidad estaba sufriendo, ya ni siquiera parecía escuchar, su respiración era cansada y apenas si mantenía abiertos los ojos. Tenía la lengua morada de tantas veces que se había mordido.

Primero lo sedaron y por unos cuantos minutos se vio muy tranquilo, mi madre le preguntó a la veterinaria que si no podrían mejor dejarlo sedado y esperar a que las convulsiones disminuyeran, pero justo en ese momento Yuyito siguió convulsionando. Después lo anestesiaron y finalmente le pusieron una inyección intracardiaca (las venas de Yuyito eran muy pequeñitas y era más fácil que intravenosa). 

Lloré todo el camino de regreso a casa. 

jueves, 17 de enero de 2013

La muerte de Clío

Ésta es la última fotografía que le tomé a Clío, fue hace algunos días y le pregunté que si se sentía la Mona Lisa por la pose de sus manos, durante un tiempo la llamé Clíoconda.  



Hoy (jueves 17 de enero de 2013) en la madrugada me despertó su respiración, estaba muy agitada y se quejaba al exhalar, la noche anterior casi no quiso comer y pensé que quizá era algo respiratorio (aunque algo mala onda en mi mente me hizo pensar que quizá por su edad ya era un problema cardíaco). Yo y mi mal humor cuando tengo sueño le gritaron que ya se durmiera, y me acosté con ella porque tenía las patitas heladas. Mi madre le pasó unos imanes y se durmió un rato. 

Ya en la mañana la llevamos con la veterinaria, mi parte optimista decía que le recetarían algo y que en horas estaría como nueva pero no fue así. Nos dijeron que quizá era algo pulmonar (su respiración ya era normal cuando la revisaron y no tenía temperatura) y que antes de hacerle un eco la iban a tratar con antibióticos y un jarabe (que ya teníamos de cuando Yuyo se enfermó hace un par de semanas). 

La llevamos a casa de mi abuela y estuvo muy tranquila, estaba bajo la sombra aunque hacía un poco de frío, y luego se movió hacia la tierra, y ahí se quedó. 

Murió alrededor de las tres y media, intentó levantarse pero ya no pudo y falleció. Fue muy triste ver su cuerpo inerte, y tener que ponerla en una pequeña tumba fue peor, cuando la estaba acomodando presioné un poco su pecho y el aire de sus pulmones hizo que emitiera un leve quejido, como si solo estuviera durmiendo. Creo que la observé durante unos minutos, mientras el rigor de sus extremidades confirmaba su muerte.