- Mira Ñoñis, lo hice para ti con cariño - mentí.
- Aaw que linda - escribió antes de aceptar el archivo.
Un par de minutos después, cuando noté que lo usaba como fondo de ventana descubrí que jamás tendría el valor de decirle que era una broma y que el oso en cuestión era muy feo.

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