martes, 22 de febrero de 2011

Dedicatorias Anónimas (Serie D.A.)




De Ausencias



Y me haces hablarte cuando yo nunca hablo, eso me fastidia... no me fastidias tú, de hecho, podría decirse que me agradas y que con el tiempo he desarrollado una especie de aprecio por ti, pero me fastidia lo que me haces decir, lo que me haces hacer, pensar o sentir, (sonrío) ¿y todavía te preguntas si soy antisocial? 1, y,  ¿sabes de qué me di cuenta?, que sabías más de mí de lo que yo hubiera querido, lo supe cuando comenté una de mis grandes obsesiones y nadie sabía de que hablaba, entonces recordé que quien sabía acerca de ello eras tú, que seguramente te lo había dicho tantas veces que habrías puesto los ojos en blanco para seguir escuchando con la paciencia que solo tú tienes conmigo, y es cuando me doy cuenta de cuanto te extraño, ya nada es lo mismo y tampoco quiero que lo sea, quiero que siga doliendo tu ausencia, para no olvidarme de ti 2.




"De Alguien"




Quisieras reclamarle, pero la falta de oxígeno lo hacía casi imposible, no podías decir nada porque no tenías el derecho de hacerlo, tampoco podías pensar en algo concreto porque tenías que concentrarte en mantener la respiración que de pronto se había interrumpido sin que te dieras cuenta, y podrías morir antes de comprender que no estabas respirando. 


No deberías hacerlo, no deberías reclamar absolutamente nada y no lo estás haciendo porque sabes que no se dará cuenta, jamás leerá esto y si llegara a hacerlo tampoco importaría demasiado porque no sabría de quien hablas, se limitaría a preguntarte y entonces tú le dirías como si no te importara: "De alguien" y cambiarías el tema, see, así como lo has venido haciendo desde siempre. Ya no hay "otra vez", el "para siempre" dejó de ser dramático cuando lo dijiste por segunda ocasión, dejó de ser creíble y no sabes si agradecerle porque lo único que deseas que sepa es que fue quien destruyó tu capacidad de creer.



Dramático y Agresivo



         - No sabes lo que he hecho por ti
         - ...

No podía decir eso, no porque estuviera mintiendo sino porque tú sabías que era cierto, recordabas cada uno de sus favores y todas aquellas ocasiones en que pusiste a prueba su paciencia, porque sabías que no tenía paciencia. Querías decirle de una vez que te dejara en paz, que rehiciera su vida y que te dejara recoger las piezas que habían quedado de ti, aún húmedas por el llanto antiguo, con ese ligero sabor a sal que no terminaba de agradarte.


         - No te pedí nada.

Quizá no era tan dramático y agresivo como lo habías imaginado pero era algo... sonrió suspirando al mismo tiempo, sus hombros sufrieron una especie de espasmo y rogaste porque no comenzara a llorar, no ibas a soportarlo y terminarías gritándole lo que no querías gritar. Quizá vio en tu expresión que así sería y cerró los ojos para evitar que las corrosivas lágrimas no quemaran lo que quedaba de su dignidad. Tus manos quisieron alcanzar los últimos bocetos de su rostro, pero al verlos de lejos, pensaste que finalmente se había terminado, después de un par de años de esa tóxica relación, no había quedado nada en aquella habitación que quisieras conservar.

         - Si necesitas algo... tú sabes... - Sonrió con decepción y si no hubiera tanto odio de por medio, quizá habrías abrazado su cuerpo.

Horas más tarde, cuando te dejaste caer al lado de la puerta, descubriste que tenías ganas de llorar y te odiaste por ello.



Definitivo Adiós



Comenzó con un silencioso "no quiero ir", dejarte con lo que comencé y pensar en lo que sería si estuviéramos en el mismo lugar durante más tiempo, sería terrible, no me gusta la persona que soy cuando estoy cerca de ti y probablemente eso sea lo más frustrante de todo esto. 


Creo que la idea de que finalmente te estaba excluyendo de mi vida, desvió su camino y jamás llegó a mi sistema nervioso, por eso tardé tanto tiempo en comprender que se había terminado, que mis sentimientos por ti estuvieron vigentes lo necesario y que ahora comenzaba a aborrecerte. 


No quería que fuera así, han sido demasiadas horas las que dialogamos, tantos minutos desperdiciados porque ahora así lo veo, una completa pérdida de tiempo y ¿por qué no decirlo? de esfuerzo, demasiados sentimientos arrojados al torrente sanguíneo del que salieron, llegarían a tu corazón y eventualmente irrigarían tu cerebro, pero la paciencia de 120 días había terminado y ahora por fin podía decir que estaba en proceso de ser libre y hacer definitivo ese tan temido adiós.

---


3 de septiembre de 2007 - 2:21 a.m.

No hay comentarios:

Publicar un comentario