miércoles, 23 de febrero de 2011

Ultimátum





Injusto



         - ¿Por qué?

Le miró con fastidio, odiaba que le hiciera preguntas, odiaba que fuera específicamente ella quien las hacía porque sabía que tenía que responder, más bien, sabía que respondería porque así tendría el derecho a cuestionarle, era lo justo. Y a veces lo justo no parecía tan agradable.


         - ¿Mm? - le ofreció un cigarrillo y se sentó a su lado en el suelo, habría sido más fácil caminar hacia el espejo y dejar que el silencio hiciera lo suyo.

         - Gracias.


A veces tenía ganas de decírselo, pero habría sido innecesariamente doloroso, además, era muy su problema si le había parecido injusto desde siempre.


***



Finales tristes



Lo lamentaba, no sabía cuántas veces había dicho que no lo haría, pero pensaba realmente que sería la última vez, así que armó un diálogo que pudiese ser leído sin que su voz se tambaleara entre sus labios.


         - Es que... yo... no te entiendo... - habían pasado dos minutos, el diálogo se había resumido en unas cuantas palabras y lo único que sabía era que no quería perderle.


Si le hubiera preguntado cómo se sentía, quizá le habría dicho que le dolía mucho, que sentía que no importaba cuánto le amase, que eso tan solo no era suficiente, que sus palabras ya no podían definir sus sentimientos, que no serviría de nada, quiso decirle en ese momento que no eran erizos, y que si en algún momento lo parecían, entonces podía cortar sus espinas para que pudiera acercarse sin hacerse daño, que podía conservar las suyas, "me desangraré al abrazarte, pero estará bien porque... porque me gusta la sangre y porque soy masoquista" Pero la pregunta no fue formulada y no dijo nada de lo que habría querido decir.


***



Más que otros días


Y lo dijo de manera convincente, ya tenía algún tiempo practicándolo, sabiendo de antemano que le sería de utilidad.


"Porque eres amable" - fue su respuesta después de minutos de meditarlo, en ocasiones apreciaba su capacidad para disfrazar las palabras y también comenzaba a apreciar su casi risible estupidez - "Porque vales la pena" - continuó, ocultando siempre el deseo de decirle con masoquista honestidad "No puedo contra ti, no puedo enfrentarte porque salgo perdiendo..."


Entonces respiró profundamente, antes de que alguna de sus malas costumbres regresara.


***


Lo mejor para los dos no siempre es lo mejor para uno de nosotros.



Buscó los motivos alrededor de ese extraño torso que le recordaba a una desconocida Arcadia, algo estaba mal, no entre ellos sino en cada uno y por separado.


         - No te preocupa? - preguntó con algo de temor, ya conocía la respuesta pero aún así, temía confirmarla.

         - No - esperó el tiempo necesario para exhalar todo el humo que contenían sus pulmones - Y a ti?

         - ... Tampoco... - mintió, no era la primera vez que lo hacía.



3 de enero de 2009 - 9:16 p.m.

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