24
Hoy no quiero pensar en ti, tan solo deseo beber algo de jugo, de ese que tanto odias pero que terminas quitándome porque así eres tú. Recargarme en la pared para evadir las frases que se refieren a ti... a mí... a los dos y a todas esas extrañas cosas que ocurren entre nosotros.
- Entonces... ¿nos vemos en la noche? - sonrío, más bien me burlo de mi misma porque de antemano y sin necesidad de verte, sé la respuesta.
- Claro... - aunque no está claro, somos un 2... un gris con rojo que no termina de caerse bien, mi madre piensa que eres lo más genial que existe... creo que es porque no sabe que estoy enamorada de ti.
Al final accedo, al final te digo que está bien, que te veré esa noche y las siguientes porque a eso le llamo "tú". Sí, así le digo, ese tú que consiste en el efecto de tus palabras sobre mí, aquello que nunca hago y que no es normal en mi, aquello que hago por ti, porque soy un vacío, un vacío insonoro que muere como nectarina a los 24 de tuberculosis gris.
***
Principios de octubre
Cuando se vaya, estará completamente sola, quizá es por eso que ahora aprende a caminar. Los primeros pasos fueron inseguros, indecisos, tambaleantes, fueron pasos rojo amarillo en versión "luces brillantes".
¿Que si estaba enojada?
No. Ya ni siquiera poseía la capacidad de sentir algo. Lo pensó un momento y se preguntó si habría algo que extrañaría. Seguramente no, pero ya no tendría la seguridad que había sentido hasta entonces. Y después estaba esta otra situación, en donde aquella persona que se había arrepentido intentaba regresar... lo sintió como una amenaza, como si con esa no tan desconocida presencia, la relación que mantenían se fuera a evaporar, iría desapareciendo poco a poco y un día tan solo tendrían algo llamado "amistad".
¿Qué no era eso lo que había querido en un principio? ¿Algo que la obligara a separarse, a deshacerse de esos inservibles sentimientos que había venido desarrollando en los últimos meses...?
Pues bien, ahora ya no estaba tan segura.
***
Silencio
Me dices que es normal, que a ti también te ha pasado y que si dejo de estar en los extremos podría lidiar con ello.
- Shh - él volteó como si le pareciera ilógico, irrisorio y casi ofensivo que alguien se atreviera a silenciarlo, pero después cambió su rostro cuando escuchó las palabras: "Por favor"
***
Sublimación
Yo tampoco quería perderte, pero después de todo el daño que nos hicimos ya no había nada más que hacer. Ya conoces mis pensamientos y no queda nada que te pueda ofrecer, ya no puedo engañarte y tampoco hace falta. Tú tampoco crees en las segundas oportunidades.
Siempre restablecíamos el orden natural, en segundos, en minutos, en lágrimas o en colores pero... ya no era suficiente, no eres feliz, dejamos de sonreír hace tiempo y es cierto. Todo el tiempo por ti y que pienses que te estaba haciendo un favor. Odio el ruido fuerte, odio que te enojes conmigo y tener sed. La sed es algo que se confunde fácilmente, así como todos los malentendidos que nos fueron alejando. ¿Cuántas horas? Las malas palabras y los deseos frustrados. Odio tener sueño y la incomodidad de lo extraño. Odio tu paciencia.
- Ya no iremos ¿cierto?
- ... No
- ... No
Llegamos a ese punto, a mitad del camino, a ese último lugar al que iríamos porque sabemos que ya no podemos avanzar más.
***
¿Entonces?
Apenas lo conocías, lo habías visto miles de veces pero seguías confundiendo su rostro entre las máscaras que solías aborrecer a diario, tu voz ya no era tuya, ya no hacía lo que le pedías, así que ahora seguías las vibraciones conocidas y movías los labios. Quedaban 3 Gigas en tu memoria y te preguntaste en qué demonios habías utilizado tanto espacio, en realidad lo sabías, pero te gustaba preguntarte porque necesitabas hacer tiempo mientras te decidías a hacerle la propuesta.
- Necesito que dibujes algo para mi - la lluvia arrastró tus palabras y esperaste su respuesta.
***
Intuición
El primer paso fue tomar las tijeras, lo pensaste un poco antes de hacerlo y descubriste que ibas a necesitar ayuda, no importaba la experiencia ganada en tus fallidos intentos, esta era una de esas cosas que por más que quieras, no puedes hacer por ti mismo. Repasaste mentalmente el nombre de aquellas personas que probablemente estarían ahí, la lista inicial era larga pero pudiste descartar unos cuantos nombres sin siquiera pensar en el por qué. Hubo nombres que permanecieron por el tiempo, no querías catalogarlos pero te gustaba el orden y todo debía tener un lugar específico dentro de tu retorcido y no tan ordenado mundo.
Diez minutos exactos y comenzaste con tu trabajo, con algo de frustración pudiste ver que no era tan fácil como habías pensado, de hecho, ni siquiera podías decir que valiera la pena, pero era algo que en realidad deseabas hacer, por eso, a medio camino, y a pesar de todas los señalamientos que se contradecían, decidiste seguir tu intuición a pesar de que ésta ya te había engañado. Tu intuición era una miserable que disfrutaba viéndote sufrir, haciendo de ti una persona masoquista que provocaba sus propias heridas, pero le tenías cierto aprecio y además, no había nadie a quien seguir. Segundos más tarde, el agua se interpuso en tu camino, aunque en el fondo sabías que lo que te detenía era el miedo.
***
4 de noviembre de 2007 - 8:22 p.m.
No hay comentarios:
Publicar un comentario